miércoles, 15 de septiembre de 2021

Rolando Revagliatti / Colaboraciones poéticas (10 poemas)

 




Del claudicar

Como todos

nació sin terminar

Creció sin terminar

de hacerse

 

No pudo, no aguantó

renunció al infinito hacerse

 

Y así siguió por siempre

cumpliendo rituales, burocracias

más o menos plagado de ademanes sociales

e impromptus antisociales

cumpliendo con sumatorias onomásticas

esas inevitabilidades propias

de alguien muy cumplido:

 

inevitabilidades esquivas

a los procesos de terminación.

 

 

¿Por qué maté?

 ¿Por qué maté a la araña?

Yo recogía hojas

de sauce

en la terraza

y las introducía

(¿por qué maté a la araña?)

en una bolsa

plástica

 

¿Por qué maté a la araña

—agachado—

en esa fresca y soleada

mañana de sábado?

Maté sin pensar, sin respaldar

mi intrascendente pisotón

 

¿Por qué maté a la araña?

¿Por qué incluí a un caracolito

en la bolsa plástica

sin destinarle

una mirada responsable?

¿No era que yo amaba

a los

caracolitos?

 

¿Por qué

si esa mañana

fresca

de otoño

yo andaba optimista

chispeante

maté

a la araña?

¿Qué bicho me picó?

 

¿Por qué diantres maté

a la minúscula araña

que ni araña sería

ya que lucía (creo)

alillas transparentes

pero eso sí (creo)

largas patas

las que configuraron

en el fogonazo

del instante

a esa araña

que aplastó

mi aborrecible

derecha

zapatilla?


En abrirse

 Tardó

la puerta en abrirse

un buen rato

 

Yo estaba

ante esa puerta que tardó

en abrirse

un buen rato

 

Cuando alguien la abrió

yo

estaba cerrado.


Rehuyente

¿De cuántas películas me escapé?:

incontables

 

Hui de la fama

 

Fantásticamente sé que la mía

hubiera sido una fama irritativa

desde la que no sólo me habrían desnudado

sino que, también, despellejado

 

Ahora soy todos mis personajes truncos:

pervivo arropado

y anónimo.

...


Raptus

A la suma inicua de mis estructurales

imperfecciones

añado deterioros recientes

y renuncios de cuya cronicidad

bien no sabes

 

Infórmote

que en mí

definitorio

un raptus ha decidido

decepcionarte

 

Dejo así que anegue

mi subjetividad

la mezcolanza blanduzca

de materiales abominables

en esta especie de ciénaga.


La cama 

Es expandiéndome

mientras la procuro

para hacerla mía

repartiéndome en el contacto

desalojándome de los huesos

demandantes de abandono

apenas conexos los huesos

 

Es sólo allí y en esas

tremendas y deseadas circunstancias

cuando tengo de un plumazo toda

mi puñetera humanidad.


Conmigo, a solas

Cuando me quedo a solas con mi corazón

todo es malo o pésimo

Mi corazón

en el remedo del silencio

me enloquece

 

En el remedo del silencio

y por la noche

él, tan luego él, ese músculo

me amenaza

 

Añade a los motores de la casa

a las destemplanzas del vecindario

a la agonía de mis pensamientos

su insuficiencia

o arbitrariedad.


De mentira, verdad

Un chico de verdad

se siente como un

chico de mentira

 

El único chico de verdad

se siente como uno

de los tantos y tantos

chicos de mentira

 

Todos los chicos de mentira

son felices

 

Algo le indica que es mentira su

recién inaugurada felicidad

al chico que sintiéndose de mentira

no logra desquiciarse al punto

de encarnar en la mentira

su origen de verdad.

 

Imagínote

Imagínote juzgándome pintoresco

oh, tú, grave, aún más que denso

imagínote asesorando en la plenipotencia de tu severidad

Ya ves cuáles, para mí, tus atributos:

grave, denso, severo

 

Imagínote sólo validando

la concepción adusta

Se me imponen mis pareceres

en base a antiguas sospechas:

por cómo me evitas o saludas

por el arraigo de tu distancia

esa acrimonia

empecinada

 

No abundaré:

desecharé la tentación:

inhibo la sorna

reprimo la causticidad

me abstengo del sarcasmo

suspendo la socarronería

ni un chiste intelectualoide destilaré

fuera la transversalidad y su desenfado

Mi rencor hoy es grave, denso

básicamente severo, adusto

inserto en la acrimonia

 

y, sin embargo, pintoresco.


Siento lo que ignoro



No es verdad que no recuerdo nada

 

y es verdad

 

que dudo

y creo recordar

 

y es verdad

que no invento.

 

Rolando Revagliatti (Buenos Aires, Argentina)

Publicó en soporte papel un volumen que reúne su dramaturgia, dos con cuentos, relatos y microficciones y quince poemarios, además de otros cuatro poemarios sólo en soporte digital. En esta condición se hallan los seis tomos de su libro “Documentales. Entrevistas a escritores argentinos”, conformados por 159 entrevistas por él realizadas. Todos sus libros cuentan con ediciones electrónicas disponibles en http://www.revagliatti.com