jueves, 21 de abril de 2011

Juan Cerbero / Venezuela



Juan Cerbero. Nace en Caracas el 20 de Abril de 1967. Licenciado en Informática. Fotógrafo. Actualmente participa en el taller de poesía guiado por Armando Rojas Guardia.
http://www.juancerbero.wordpress.com/2009






MANTRA FEBRIL

Hay presas que merecen ser mordidas.
Georgina Ramirez

rezas tu oración sin desvelo
no importa la hora
la presa puede aparecer
no importa la hora
nada es falso cuando el hambre apunta

esta noche no vienes a contar ovejas
sino a buscar el rostro de quien gime
debajo de la tela de tus mandalas

para encontrar a tu amante
acéptale una fotografía
y mira si en la horma de su espalda
cabe tu boca con su plegaria

no sigamos tentando el instinto
que camina hace horas en tus pasillos
que clama en los poros de mis ventanas
acabemos esto
seamos desconsiderados con la función del tiempo

no importa quien muerda primero
igual, ambos moriremos.


HERENCIA MALDITA

Una casa deforestada
por la tala de la desidia
pasó la muerte
dejó otro cuarto vacío
mi hermana juega
adorna su cuarto con epopeyas
mi madre se esconde
mira la televisión de espalda
y los gatos coleccionados
los náufragos más miserables

Vengo a contar el desvelo
por el ritual del amor interrumpido
a improvisar un sueño
de cordura con alquimia
a contemplar en lo rincones
las esculturas de los fallecidos

otro recinto desvalido
otra cruzada universal
el hambre y los demonios
mis fichas para apostar.


COMPRA INEVITABLE

Código de barra
inventario
puede lavar al seco
remojar en agua salada
secar con vapores de otra boca

de color irreverente
talla única

100% poliéster culpable
100% de indelebles traumas
intemperies, trasnochos
100% de amor efímero
bienaventurado, mudo

0% algodón clonado
0% de memoria impermeable
salvación y bondad
0% vivible, cercano
eterno

no se aceptan devoluciones
si quiere otro traje
dispóngase a la muerte.


MODERNO MEDIEVAL

Vida mercenaria
poesía en la guerra
el enemigo vive adentro
murmura creando máscaras
de humor, de horror

Atascado bajo una señal
no consigo las calles de tierra
soy un caballero en la modernidad
mi espada es negra
hace sonidos
y no tiene filos

mi cuerpo está lleno de discursos envenenados
no es necesaria la defensa cuando se es.


SU TATUAJE ERA UNA TRAMPA

Me niego a ciertas impermanencias
al no ser

es una travesía encontrarme en el no otro
en sus envolturas con ganas de eternidad
no ansío su movedizo terreno verde
ella no sabe de su veneno
su sentimiento residual

A la postre
perezco
rodeado de rizos


BELLEZA ABSTRACTA

Deambulo
por la casa taciturna
no tengo excusas para quejarme sobre las paredes
ni amordazarme los latidos que retumban en las venas
sólo contemplo las pinturas
el río abstracto de la belleza
el color filoso de su alma

Había una pena continuada
estaba conociendo el otro cuerpo
solo me senté luego a abrazarme
a sentirme ileso y blanco

mi trabajo está en el campo de todas las batallas
debo reparar mi piel en medio de la lucha.

martes, 19 de abril de 2011

Herminio Martínez / México





Herminio Martínez. Poeta y narrador. Nació en La Cañada de Caracheo, Cortazar, Guanajuato, el 13 de marzo de 1949. Entre sus novelas más conocidas en la literatura de México destacan: Hombres de temporal (1987), Diario maldito de Nuño de Guzmán (1990), Las puertas del mundo (1992), Invasores del paraíso (1998) y Lluvia para la tumba de un loco (2003). Ha publicado también el libro de cuentos: La jaula del tordo. Entre sus premios de poesía, son de notarse el "Punto de Partida" de la Universidad Nacional Autónoma de México; el "Manuel Torre Iglesias", de la Paz, Baja California; el "Ramón López Velarde", de Zacatecas; el "Pablo Neruda", de Buenos Aires, Argentina y el "Clemencia Isaura de la poesía", del carnaval de Mazatlán, el cual obtuvo en 1985. Y el de las "Justas Poéticas Castellanas", de Palencia, España, en 1995. En ese mismo año fue ganador del Premio "Lotería de Cuentos", de Editorial Planeta y la Lotería Nacional. En 1996 obtuvo el Premio Nacional de Novela "José Rubén Romero", otorgado por el Instituto Michoacano de Cultura y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes de la república mexicana. Y en 1998 el Premio Internacional de Novela Corta "Ciudad de Barbastro", en Aragón, España. Otros premios que ha ganado, son: El Premio Nacional de Poesía Gilberto Owen, en Culiacán, Sinaloa, 1999. Y el Premio Nacional de Cuento "Benemérito de América" 2000, en la Universidad de Oaxaca. También en el año 2000 ha sido Internacional de Poesía "Hermanos Argensola", en España, por su poemario: Música para desventura y orquesta. Y en Argentina ganó el Premio Internacional de Poesía La Poesía y el Mar de la Biblioteca Popular de Monte Hermoso, Buenos, Aires. Y en 2001 recibió el Premio Internacional de Poesía Cáceres Patrimonio de la Humanidad, por su poemario Animales de amor. Es profesor en la Universidad de Guanajuato y, desde 1994, académico de la lengua.






MONÓLOGO DEL HABITANTE




El día empieza a desenvolver su cola de botellas.


Abro la ventana que indiscretamente mira sobre el hombro de la ciudad


y veo las fábricas de papel, las panaderías, las bicicletas


y una anciana comiendo frutas podridas;


el hambre es una brasa en cada estómago.


El fragor de las máquinas escala las paredes.


Estoy casi desnudo, bebiéndome de codos un rayito de sol,


no soy nada romántico, sino un complicadísimo hombre


con los zapatos grandes y la frente estrellada.


Las calles, con sus lenguas de ladrillo,


sienten el despertar del peso de la tierra,


atropellada por los niños que marchan al colegio.


Un perro olfatea células de aceite negro,


son las manchas que dejó la noche adentro de un bote de basura.


Pienso en los dioses que hoy amanecieron


con todos los cántaros de su mal genio rotos.


No me he rasurado todavía, tengo en la cara la yerba dura


que crece con la llovizna de los sueños,


y hay en mi boca un desagradable sabor de metal oxidado.


Anoche, mientras la televisión me hacía gestos de colores,


me maldije.


Yo tengo algunos libros


en donde leo y aprendo lo que está prohibido;


los libros tienen sexo,


uno los viste con atención para que luzcan guapos,


les compra pantalones y corbatas,


camisas, calcetines y sombreros;


son hombres y mujeres, se emborrachan, se asean,


comen, les gusta ver llover


y hasta pueden parir de una leída


un hijo de metal con ojos de águila y relincho de potro.


Desde una ventana


cualquiera puede fotografiar los talones de la luna


olorosos a nardo,


sentir en las narices el talco azul de alguien que se recuerda,


los trenes y los aviones reventando


de tanto ir y venir por esta madre bolonda que es la vida.


Uno puede pensar en un grupo de poetas


que van saliendo de un cabaret en París,


o simplemente en la gente que camina.


Desde una ventana


el mundo es la fábrica de los pordioseros ambulantes,


pero también el trono desde donde la discordia


imparte sus lecciones


de burla, desigualdad y prepotencia.


Veo esta calle y otra que no es la mía.


Veo la casa que estamos pagando en abonos


y las demás con sus luces prendidas.


Pero miro también, oyendo su boruca,


a las señoras que se dan un beso


en los cachetes cuando se saludan.


Al que escribe su ira en las paredes,


al Papa muy feliz en su elefante,


al que en los restaurantes se detiene


a pedir una orden de basura.


Al que eructa el hígado en pedazos,


los talones del hijo del obrero,


la llaga multiforme del salario


y al que encontró los huesos de la lluvia


en un baldío que ahora nadie siembra.


Veo el mundo que es la casa de todos.


Desde aquí me doy cuenta de la vida:


el mismo navegar de taxi en taxi,


el largo escalofrío de las quincenas,


el rostro sin color de los que deben


y oigo el viento que no es la ira de Dios


escapada por la boca de un cura


sino la providencia que se extiende


a cada instante sobre todos los pueblos


y el que es, además, esa enorme alegría


que por las mañanas me persigue


hasta en los recipientes donde orino.


Veo al que sale a ver quién lo contrata


y lo encuentra la tarde cabizbajo.


Al que en rebanadas se come la amargura


y al que llega a los bares


pidiendo un seno en lugar de un trago.


A los que esperan la caída de un milagro


del árbol de las creencias.


A los que amasan el porvenir en la congoja


y al que silba al cruzar un sitio oscuro.


Veo al que llora por lo que le dan


por un mes de suspiros y trabajos.


El palacio al que no se llega nunca.


La baba del turista que se escurre


desde los monumentos hasta el mar.


Al que no va a hacer nada a la oficina.


Al locutor que a todos amenaza.


Al que finca su fe en los aguaceros.


A los que se dedican al descanso


y a los protervos de buena voluntad.


Pienso en los ríos donde alguna vez nos bañamos


y en las ciudades donde no fuimos nadie.


Veo la historia arreando personajes


bajo un sol que no piensa nada de ellos.


Veo la luna en las muletas de su luz,


la paloma del Diluvio Universal


y la chusma que huele a cualquier cosa.


Con ajetreo de bueyes se divisan


los funcionarios en sus trajes públicos.


Y los poetas que se desnocharon


buscando algún remedio en las cantinas.


Veo al que oye zarpazos de pelea


adentro de la jaula de su estómago


y veo brillar el vientre de la dicha


en los lugares donde se merienda.


Al que halla que sus muebles pesan mucho


cuando se muda de departamento.


Al que le salta lumbre cuando grita.


Al que se le hinca al viento cuando bebe.


Al que habla de sus deudas con los santos.


Al que se recibió de comerciante


pero hizo la carrera de abogado.


Al que pone el manojo de los hijos


delante de las tiendas.


Y al que ama según el Mandamiento


escrito en una piedra de la Biblia.


Veo al que pica y al que se deshace


en la sal granulada de su suerte.


Muchachos que en la escuela se fuman una viga.


Imbéciles que se hinchan si los toca


la alabanza que tiene muchas manos.


Varones que se venden al sistema


que es el mercado donde está la patria


colgada como res en una percha.


Y los que piden paz en los periódicos:


altos hombres sentados a dos nalgas


firmando cheques que les manda el cielo.


Al notario con mugre en las orejas,


al profesor con pelos en el alma.


al licenciado que anda de maestro,


al sacerdito que es ya sacerdote,


al psiquiatra que vuelve loco al mundo,


al albañil que atónito contempla


la punta de su esfuerzo ya sin punta;


la secretaria estúpida y pintada


de la piel y los pelos como un mono;


la religiosa cara de lechuza,


el caballero de barriga enhiesta,


la señorita que se mea de lado,


las actrices vendidas como cabras,


el escritor parido por decreto,


el presidente arreando su manada,


la república a bordo de su nube,


los industriales socios de los buitres,


la policía que roba la confianza,


la mujer con su hachazo entre las piernas


y todos cuantos corren


a consumir inútiles refrescos.




El día se amarra las agujetas,


abre el paraguas rojo que siempre trae consigo


para decirme que estúpidamente he perdido el tiempo


imaginando situaciones justas;


suda, le huelen los establos, el sol, la muchedumbre,


se va, sube de prisa;


me llaman por teléfono.




ESPERANDO A MI HERMANO




Esperando a mi hermano


veo el reloj,


me asomo hacia la calle


y tenso el músculo del alma.




El día se acoda sobre un inflado viento de tizones


y hay por toda la casa


un delicado aroma de visita.




Mi hermano es un hombre de huaraches


y camisa con manchas de trabajo.


Le voy a preguntar por nuestro pueblo


y él dirá con tristeza que todavía no llueve,


o que ya se murió don Juan el músico,


o que la viuda Elena anda penando.




La ciudad a estas horas


se refugia debajo de sus lozas de concreto,


entre ventiladores y cervezas.


Apesta a alcantarilla y combustible,


le encaja el sol su lanza a media nuca.




Mi hermano es enjuto de facciones


pero tiene la mirada de un ave solitaria.


Le ofreceré una silla junto a mí


para escuchar su plática de pobre;


me pedirá un cigarro y un refresco.


Pasaremos un largo rato juntos


como cuando de niños en el cerro


sembrábamos maíz,


hasta que el polvo de la tarde caiga,


nos irrite los ojos y nos haga llorar.

martes, 12 de abril de 2011

Ania Varez / Venezuela





Ania Varez (Caracas, 1991). Se dedica a la danza y a las artes plásticas. Actualmente cursa el cuarto semestre de la carrera de Estudios Internacionales en la Universidad Central de Venezuela. Forma parte del taller de poesía El Ojo Errante, dictado por Edda Armas. Autora inédita.



No puedo nombrarte. Déjame creer que fuiste tú quien me abandonó en este cuerpo. Que mi furia seguirá atada a tu sombra, que reirás mis pasos y bastará tu gesto para detenerme. Tú, que me has hecho venir desde tan lejos, me dices márchate al primer beso, porque sólo es belleza lo que jamás tendremos. Tú, que estarás mirándome aunque no vista el tórax adecuado, mirándome cada vez que regrese a mis cuatro dedos torpes y te dibuje un rostro. Dime que ayer me esperabas con cuchillos ocultos tras tu espalda y decidiste darme otra tarde, como la promesa de una sed que por fin sacie al mar y a su vigilia. Dime que es para ti este poema que habito, este cansancio que, sin embargo, creó una brisa.




Aunque el gancho del carnicero


sigue halándome de la nuca,


ya no lo siento.



Es la culpa de subsistir colgada



lo que me fuerza a bailar de puntillas.




Plié


¡Al menos te recuerda


que sigues siendo carne!



Más abajo


con las piernas abiertas


la fortaleza se talla


en bambú


...

Ya lo sabías.


Te esperaba con la alergia y el sueño ocultos


en el sostén.



Cuando finalmente me mires, dejaré escurrir a propósito lo flácido


de mis nalgas y lo impreciso de mis costillas,


como en un burdel barato.



Sonriendo, halaré mis pliegues, mi mirada


amarilla zanjará tu entereza.



Nunca acertaré a tocarte, pero sé persuadir a los cuerpos


que quiero.



Suelo extender mis dedos de alambre a su paso, así


dejar sus ropas prendadas en la fuga.



Entonces les ruego que canten desnudos para mí,


que canten aunque me haya ido,


porque el eco de los tacones no cesa de arrastrarme.



La ira no te servirá de nada.



Antes de oír el disparo, muerdo.



Pero aquí tienes


aquí mi ternura de párpados gastados


aquí mi inapetencia mi urgente discernir


aquí los años que me sobran


aquí mi deseo


aquí el muslo que me queda.



Soy tu ficción


pese a que no dilucido


mi cuerpo en ti desconozco mi origen o qué murmuro


ni el momento en que te sorprendo no sé.



Pero allí me tallas allí


donde soy greña de otra lengua


me ofrendas a las máscaras


y mi voz lavada golpea el estómago de la quimera


que lleva mi nombre


y mis cejas.



Te pertenezco cuando mi mano alcanza la taza y


la grieta, y el tacto sabe de los siglos que lo esperaron


de los siglos que esperará.



Porque vacías los rostros de esta vida


vida que llevo al médico que objeto


que uno en santo matrimonio


vida de trazos


no más que resonancias de tu gesto.



Poema


aunque sea yo la mentira


caminaré desde ti


con las manos blancas.



De nuevo


seré creada en tu adentro.

sábado, 9 de abril de 2011

Soraya Prada Martínez / Venezuela


Soraya Prada Martínez, nació en Valera, estado Trujillo, el 23 de diciembre de 1961. Es Ingeniero Civil, graduada en la U.C.V. Astróloga. Desde el 2010 forma parte del Taller de Poesía del escritor ensayista y poeta, Armando Rojas Guardia.


De lo irreconocible


desconozco la voz

que te libera

donde se afila el azar

y las palabras aletean


dupla de imágenes se entrecruzan

socavan lo fatuo

tras una sombra extinta

el verso respira


Conjuro


la noche estival rompió

lloviendo estrellas

eclipsadas

por las luces de Caracas

la luna llena retozaba en su espalda


bailé iluminada por las chispas

en un jardín de jades

con olores a musgo

al compás de los grillos

y las aguas temblorosas

de una fuente

vuelta y me sacudí

inclinándome

alcé los brazos

la cabeza hacia atrás

su mirada lunar se posó sobre la mía

un conjuro dirigió hacia mí


desde entonces

en noches como ésta

danza mi cuerpo

por las calles de la ciudad

al ritmo del bullicio

de las bocinas de los autos

entre girasoles de humo

el neón de los avisos

y de bailarines noctámbulos


vuelta vuelta

alzo mis brazos

y la que danza es Ella


Sin cánones


Alejada de las reglas

deshojo prejuicios

interpongo paraguas a los destellos


andariega

develo vivencias

quito telarañas a imágenes centenarias


despiertan razones

cuyos párpados

ya no puedo cerrar


Sincronía

su mirada colgada

en un trapecio

hizo piruetas

para atraerme


mi cara temblorosa

se sujetó de una sonrisa

disolviendo mi palidez


palabras

no hicieron falta

mis ojos arcanos

le mostraron

un as de copas


Evasión


pasos cómplices en la arena

bajo una luna famélica


silbidos aflautados

se escucharon por el muelle

en la orilla

el titubeo del agua

danzaba en ondas

era una noche prófuga


andante seguí el rastro

girasoles de fuego centellearon


mi mirada revoloteó

posándose en la excitación

de unas plumas castañas

el asustadizo alcaraván

se escabulló


el amanecer se sintió herido

sin su canto


En el filo de mis venas


no hay tú ni yo, mañana, ayer ni nombres,

verdad de dos en sólo un cuerpo y alma

OCTAVIO PAZ


me aproximo

elijo el paso oblicuo de la dama


deslizo los dedos sedientos

por el rocío de su arrebato

mis labios peones le obedecen

abrazada como hebra retorcida

lo sigo


torre en erupción

llovizna lunar


el enroque con su mirada

me da la certeza


tendidos en el sosiego

la jugada

me redime

jueves, 7 de abril de 2011

Mairym Cruz-Bernal / Puerto Rico


Mairym Cruz-Bernal, Poeta, ensayista puertorriqueña (1963). Nació en Mayagüez, una ciudad al oeste de la isla de Puerto Rico. Presidenta del PEN-Puerto Rico. Dirigió desde el 1993 al 1999 el Grupo Puertas: Movimiento artístico-literario de fin de siglo. Presidió el V Encuentro Internacional de Escritoras en Puerto Rico, evento realizado en abril de 2003 donde más de 300 escritoras firmaron un manifiesto por la paz, el 3 de mayo de 2003, cuando la marina de guerra de los Estados Unidos salió de la isla de Vieques. Estudió un B.A. en Psicología en Loyola University, New Orleáns (1983), y una Maestría en Escritura Creativa, Vermont College, Norwich University (1994). Sus poemas han sido traducidos al macedonio, árabe, croata, eslovenio, italiano, portugués, inglés, alemán, francés y polaco. Mairym Cruz-Bernal vive en San Juan, Puerto Rico, es Asesora de los Encuentros Internacionales de Escritoras, movimiento itinerante por los países hispano parlantes. Es miembro honorario del Círculo de Escritores de Venezuela, y alianzas de amistad con la Union de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y la Sociedad de Escritores de Chile (SECH).

Publicaciones: -Ejército de rosas, Antología de poetas puertorriqueñas vivas, Compiladora Mairym Cruz-Bernal, Boreales Editores, San Juan, Puerto Rico, 2011-Ese lugar bajo mi lámpara, edición enumerada y firmada por la autora, San Juan, 2010 -Canción de una mujer cualquiera, Diosa Blanca, Caracas, 2008; edición virtual Letra & Pixel, 2009.-Ensayo sobre las cosas simples, Común Presencia, Col. Los Conjurados, Bogotá, 2006 -Alas de Islas, Oveja Negra, Bogotá, 2003-Querida amiga, querido amigo, co-autora con el cantante Danny Rivera, Isla Negra Editores, San Juan, 1999. -Encajes negros, Casa del Poeta Peruano, Lima, 1999. -Ojo de loba, plaquette, Casa del Poeta Peruano, Lima, 1998.-Soy dos mujeres en silencio que te miran, Torremozas, Madrid, 1998. -Cuando él es adiós, La Editorial Universidad de Puerto Rico, San Juan, 1997. -On Her Face the Light of La Luna, Provincetown Arts Press, Provincetown, 1997. -Ballad of The Blood/Balada de la sangre, Editora y Traductora al inglés de la poesía de la cubana María Elena Cruz Varela, Ecco Press-HarperCollins, Nueva York, 1995. - Poemas para no morir, Mairena, San Juan, 1995.


Bendita sea mi lámpara


Bendita sea mi lámpara

ella no me humilla como los rayos del sol.

Gabriela Mistral


Apaga la luz para encenderme

ensayar con la palabra o la flor

gritar un verso como si fuera parir

pero primero quiero ser polvo, rocío

algo pequeño pequeñito

que no exista

cosa que vuele o agua que el sol

en su empeño de amanecer tanto

no pueda evaporar

ser un beso de agua en el mar

la silueta de un río

una lluvia cortada en llanto sin gemido

bañarme en mí siendo minúscula

apenas vista menos amada

ser nada en el empeño errante de ser más

ser viento

ese es el milagro

no tener alma

agua, viento, ser una copa de luz

que nada diga

trenza hermosa que amarra mi cuello

y ahoga el grito

qué locura me impide ser la asesina de mí misma


Estatuas


Ante tantas estatuas quién iba a notar que yo respiraba


Cielopájaro


...me duele una mujer en todo el cuerpo

Borges


El sol hace su nido azul en el cielo

tanta belleza duele

las nubes se acumulan

mitad cielo de espuma

mitad pájaro

no termina el sol de descender

Cielopájaro se duele conmigo

parece extrañamente quieto

como si el mismísimo universo gritara que te espera

mi corazón se ha detenido

mis manos no parecen pegadas a mi cuerpo

me tocan obscenamente

todo cielo es oro fulminante

oro oro como una oración que implora

juro que lo estoy viendo

oro azul

espuma que traga

gran boca que se abre al horizonte

desciende el sol

asciendo a los infiernos

el fuego no puede quemar todo lo que de fuego tengo

escucha tras el huevo este gran grito

rojo ahora está rojo el firmamento

la laguna adquiere sus tonos violentos

estoy más sola con la belleza de la Tierra

el sol ensangrentado

su caída se lleva mi penúltimo suspiro

cuántas caídas más podré vivir

el rojo disuelve mi visión de aguas

lo traga el mar el mar

todo lo traga

menos tu nombre tu nombre

es mi camino

comienza la oscuridad

aquello ha descendido

hemos muerto otra vez

para qué quiero mi manos

me duele un hombre en todo el cuerpo


martes, 5 de abril de 2011

Ricardo Ramírez / Venezuela


Ricardo Enrique Ramírez Requena (Ciudad Bolívar 1976). Es Licenciado en Letras por la Universidad Central de Venezuela (2008) institución en la que finaliza actualmente el último semestre de la Maestría en Literatura Comparada. Se desarrolló como Librero principal de El Buscón Librería de Ocasión desde Mayo 2004 a agosto 2008. Se ha desempeñado como profesor de Lenguaje en la Universidad Simón Bolívar. Ha participado como colaborador con reseñas, narraciones y crónicas en los blogs: elapendicedepablo.blogspot.com y ficcionminima.blogspot.com, y en los portales de Relectura.org y Ficciónbreve.org, y en revistas en Venezuela y México. Actualmente se desempeña como profesor de Literaturas Occidentales en la Escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela y de Literatura en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Monte Ávila.


Cuerpo de mujer

1


Cuando el cuerpo habla, las palabras que lo nombren se deben ante él. Debe darnos aquello que enuncia en sus olores, el sabor del lugar del que procede. Cada cuerpo habla a otros como a sí mismo: despierta rechazos y acercamientos, dudas y certezas, epifanía y desconcierto. Así la palabra con el cuerpo: le habla desde su doblez y su carencia, su dulzura y sus aciertos. Cada palabra se levanta, se lava, suda, se perfuma desde el espejo del otro. Lleva un ritmo dictado por el cuerpo, que se abre sincero.


2


Me miras cuando ya no miro. Llevas tus talentos de hembra: calculas, haces pronósticos, observas mis hábitos, me juzgas, reconoces lo que te agrada. Imaginas cuanto costaría hacerme a tu cuerpo. Uno voltea y te sabe observando, con ese calidoscopio que es tu mirada de mujer. Uno habla y volteas tu ahora, oteando ese punto infinito que ustedes miran cuando decantan lo que decimos, la cara de bolsa con que uno se suelta. Incluso observas a quien me mira, ves la expresión de ella, ves de arriba abajo si podría ser o no tu competencia. Llevas una balanza en donde me pesas. Revisas tus bolsillos, tus monedas. Como ves, uno también se sabe presa.


4


Mejor no hacer nada. El demonio está aquí pero duerme. Los labios no están prestos y se secan. Mejor recojo tu humedad, acerco el fuego y respiro sus vapores arcada tras arcada. Mejor no hacer nada, solo eso. Los labios se prestan solos y humedecen. El demonio duerme siempre tibio. Vivo animal en su reposo.


5


Los labios resguardan a la mueca o a la risa, el aliento tibio y la longitud incalculable y húmeda de su lengua. Por los labios los hombres juzgamos cosas: su delgadez, la paridad entre el superior y el inferior, la tersura, el grosor. Los sabios significan una boca grande o pequeña, una sonrisa franca y abierta o pequeña e íntima. Son los labios analogía y metáfora de su propio cuerpo, de su color, su fragilidad. Ambos son reflejo de los otros, ambos se empapan o se secan deacuerdo al movimiento correcto. Se abren, muestran el oscuro fin en donde hacer casa y entonan serenos la más perfecta de las palabras: aquella que a veces, llenos de torpeza, no logramos escuchar, ni siquiera en los estertores del orgasmo.


6


La espera siendo fortaleza, columna que sostiene el abrazo del aire alrededor de los dedos, asidos a unas manos que no encuentro sino en sueños. La llegada tan débil, catarata que se riega por el cuerpo, afuera como adentro, y todo lo dispersa. ¿Hay mayor fragilidad que derramarse?, ¿hay mayor fortaleza que esperar que te derrames? Hazte a la tierra, cócela. Sostenla con tibiera, fórmala. Vendré con mis palabras desde el suelo. Has de este piso en que me esperas un ánfora de tiempo.


7


Las manos de ellas enseñan a tocar. Como ciegas, recorren tu rostro palmo a palmo, secreteándolo. Tocan los ojos, la frente, la nariz, los cañones de la barba, los labios, el mentón. Te apartan y te jalan hacia ella. Son rosadas como salmón o bronceadas. Manos de fregar o de reina, amarillas de nicotina o de mármol, largas de pianista, de palma grande o dedos pequeños, de dedos como estiletes que escriben con sangre en tu espalda. Con unas cortas o no, toman tu mano y la aprietan, la levantan, la acercan, la arrojan de su cuerpo. Con ambas cruzan tu cara con violencia o con calma. Con ellas amasan o firmas cheques de compañía, cambian pañales, hacen Yoga. Dirigen la ciudad con agitación o parsimonia, pintan el aire alrededor. Ellas buscan ser llevadas pero en verdad llevan. En una mano una flor y en la otra una navaja.


8


Uno mira desde lejos un cuerpo y se acerca. El camino desde el lugar en donde estás hasta ese cuerpo se paladea, se respira en sus olores traídos por la brisa. Uno mira desde cerca un cuerpo y se detiene a escucharlo. La boca se ha hecho agua. Sólo hay hambre en esas manos. Pronto viene el devorar.


10


Te desgranas fantasma, ahora, en la mañana. Intento descifrarte y no me dejas ya. Más que un sabio, un enfermo soy de tu olor. Es un círculo en donde lanzo la atarraya en cada calle y espero Del averno a tu olor, y de tu olor al averno.



Última vela


Las mujeres van cayéndose a pedazos, empiezan por los senos que las manos no contienen ya; no levantan más el rabo: sus labios se secan, su piel se seca y endurece en las axilas poblándose de lechos olvidados.


Ante las velas, cada una pide un viejo con quien morirse, que no las toque cuando duerman, que no reproche los vellos en sus cuerpos ni su lectura de sor Juana


Los hombres en cambio nos desplomamos de inmediato, no damos espacio a que el tiempo labore y surque sus espacios. Todo de golpe cae y se hace polvo mientras limpiamos el revólver y colocamos las balas.


Cada tanto tiempo, ella baja a los infiernos a cenar con sus demonios. Desaparece su mirada, su presencia de los días. Anida en sus carbones, los consulta y alimenta con su olvido.


Cuando vuelva, buscará que le espantes el azufre que la envuelve, solo eso. Tus palabras no curarán nada. Aunque la beses, no habrá lluvia entre sus piernas. En tus ojos buscará los parques, los campos de batalla, las lunas que pasan y que vuelven, a el que abandona los hijos, las manadas de perros por las calles, las barbas y la calvicie, los grandes templos, el sol en estos parajes de ferias y de ron, el ardor, la sangre.


Buscará en tus ojos un bastón y tu aroma de sudor viejo, un beso en la frente en las mañanas.


Ahora sabes.


Los hombres, a veces, también aprendemos.

domingo, 3 de abril de 2011

Fernando Sabido Sánchez / España


FERNANDO SABIDO SÁNCHEZ, Peñarroya (Córdoba) España. Año 1950, Poeta y Pintor Abstracto. Libros de poesía publicados: -EL PASO DEL TIEMPO. Año 2007, -LAS DIOSAS ESCONDEN SU SEXO DETRÁS DE LA LUNA. Año 2010, -VIVENCIAS, MENTIRAS Y ALGÚN MATIZ UTÓPICO. Año 2010, -LA MUERTE SIEMPRE CULMINA SU TRABAJO. Año 2011 -Editor de las Antologías poéticas Poetas Siglo XXI y ANTOLOGÍA de la poesía Universal con más de tres mil entradas. -Sus poemas han sido traducidos al inglés, catalán, italiano, rumano, hebreo, ruso y portugués. -Sus poemas están incluidos en antologías poéticas de España, Europa y Hispanoamérica, -Antología de la Poesía Universal Arte poética de André Cruchaga. El Salvador, -Biblioteca Digital Siglo XXI, Revistas literarias que publican sus trabajos: -Antique Children Poetry. Revista de Arte y Cultura. (EEUU), -Alianza Cultural Latinoamericana. Austin (Texas. EEUU), -Alkaid. (España). -Cinosargo. (Chile). -Groenlandia. (España) -Revista Letras Fuengirola. (España). -Revista Oriflama. (España) -El Palabrero Universal. (Colombia). –Letras Salvajes. (Puerto Rico) -Girapoemas de Antaria. Año 2009. -Poetare. It (Italia) -Álora la bien cercada. (España).-La Fragua Universal. (Argentina). -Alpialdelapalabra. (Argentina). –Catapult to Mars. (Escocia) -Analecta Literaria (Argentina). BLOG: http://fernando-sabido.blogspot.com/



ILETRADOS


Cíclicamente sobre la Literatura graznan

cuervos iletrados y las palabras abandonan

horrorizadas la república de Platón

La cultura es usurpada por una monarquía

de analfabetos, de malas hierbas que brotan

en tierras infecundas


¿Qué será de nosotros el día en que a las bestias

salvajes les falte el sustento?


SOLEDAD


En las mujeres que han vivido intensamente

tampoco están las respuestas, las observo

ocultándose en un espanto dramático

o separando los últimos ángulos

con imperceptibles fragmentos de luz


Los ojos del tiempo revelan su desnudez,

si las pregunto sobre el amor, muestran

las heridas del sexo, el perfil del desengaño

y los verdugos


Ahora miran al horizonte confundidas

envueltas en una fe caduca y en su soledad


ME AMARÁ SIN PREJUICIOS LA MUERTE


Amé en secreto muchas veces implorando

pasiones inéditas, rompí escarchas lleno

de esperanza y encontré corazones convexos

Me negaron mujeres de sexualidad imprecisa

y abracé cuerpos desnudos con deseos ajenos,

hasta el siempre prosaico reducto de la infidelidad

alcanzó a rechazarme


Amé labios que me ocultaron la sonrisa,

a mujeres de sexo solidario inmersas en la causa

con una fe ciega y el alma empapada

Amé vírgenes aferradas al dogma de hogueras

pretéritas, a prostitutas y en verdad,

a mi mismo


Podría contar la realidad con palabras

más dulces, si no supiera que algún día

me amará sin prejuicios la muerte


MISILES


I


No llores cuando los malditos

Dancen sobre la tumba de tu libertad


Hazles creer que el ataúd está vacío


II


Ante la Asamblea General

de la ONU

aquel Presidente pronunció

un trascendental discurso


Reconoció el derecho

de los parias de la tierra

a circular libremente

por el Tercer Mundo


III


Cumplí con eficacia

Todos los objetivos

Planté muchos árboles

Escribí varios libros

Tuve hijos

Me queda cavar la tumba


Con una será suficiente


IV


Al inmigrante clandestino

le leen sus derechos

los policías que le detienen

periódicamente

por indocumentado


V


No concibo que crean en los dioses

y se postren ante unos atributos inventados

aunque no inflijan daño a nadie


Sólo a sí mismos


VI


El Dictador

Tomó el poder

Desplegando

Banderas


Y plegando

Intelectuales


VII


El Coronel golpista

Emuló a su homónimo

Fronterizo


En soflamas

Paranoia

Y perpetuidad


VIII


El que no piense como yo

estará en posesión de la verdad


Escribió en un rapto de infalibilidad

aquel Papa


IX


Una mujer desconocida

Me arroja algo similar a piedras

y se oculta detrás del corazón


El suelo está húmedo cuando me arrodillo

Pero no la temo


X


Me siento feliz a tu lado

Decías mirándome a los ojos

Transfigurándote


Pasaron los años

Y el amor se hizo carne

Con alevosía


Después

Ni tan siquiera eso

viernes, 1 de abril de 2011

Elianne Santiago / México


ELIANNE SANTIAGO (Toluca, México). Estudió la licenciatura en Letras Latinoamericanas en la UAEMéx. Realizó estudios en Creación Literaria en la Escuela de Escritores del Estado de México (SOGEM), y en la UNICENTRO, Paraná, Brasil, donde llevó a cabo cursos de perfeccionamiento de la lengua portuguesa. Se ha desenvuelto como catedrática, correctora de estilo y, en el ámbito editorial, como coordinadora de la revista Castálida, del Instituto Mexiquense de Cultura. Ha sido alumna de los talleres de poesía dirigidos por Enriqueta Ochoa, Óscar Wong y Dolores Castro. Obra suya aparece antologada en el libro La Mujer Rota, publicado por Literalia Editores (Guadalajara, 2009), y en el pliego Pavesas, editado por La Colmena (núm. 59, julio-septiembre, 2008), entre algunas otras publicaciones. Ha participado como ponente y lectora de su obra en diversos foros y medios. Recientemente concluyó la licenciatura en Psicología y se desenvuelve en el ámbito de la psicopedagogía.



LOS QUE AMAMOS A LOS GATOS NEGROS


Los que amamos a los gatos negros

no somos convidados a la mesa de la suerte,

donde en el festín se deleitan la vanagloria y el escarnio.


Nuestras sombras son apenas gracias a un rayo

que se resistió a sólo germinar simientes

y arremetió tenaz contra el centro de la roca.


(Pero no somos geoda en nuestra entraña.)


Amamos las pérdidas porque nos pertenecen,

los desencuentros, los imposibles y las derrotas.

Llegamos demasiado tarde a la vida,

cuando las armas y los dones

eran ya el regodeo mezquino de otros.


Errabundos, entre brumas,

nuestros pies son la astilla a cada paso,

y en nuestras manos la oscuridad se asila.


Somos los sin nombre ni casa,

los que edifican un lugar con los escombros,

y hacen de las tormentas un arrullo

con que dormir la pesadilla.


Sobrevivientes de nosotros mismos,

traspasamos cual fantasmas

la opulenta alegría de los otros,

por el afán de suponer la dicha,

y, en la marginalidad de nuestros territorios,

malamente ensayamos la sonrisa.


Compartimos el sobrante de nuestro pan

y la acostumbrada ausencia de nuestro abrazo

con los seres de negra suerte,

los indeseables a la mirada,

los que con ruindad son echados del camino

por temor a las cuentas pendientes.


Y, hermanos de su agorera oscuridad,

les amamos como nadie ama,

con lo que ni siquiera tenemos,

les curamos las heridas con la sal de nuestros ojos,

les cobijamos con nuestro frío,

les damos a beber de nuestras cicatrices

mientras encaramos un ruego con fiereza

hacia la imperturbable infinitud de la noche.


NO ME CREO


He advertido la penumbra de un tiempo que me miente la que soy

tras los escenarios donde el mundo prepara la sonrisa.


Soy la que se arrodilla ante la luz y pierde el rostro,

la sin sombra por no elegir el simulacro.

Nombre sin eco capaz de restituir el título de notables actuaciones

en el carnaval de las lisonjas.


La carcajada dimensiona el tropiezo y cede su protagonismo a la caída.

¡Aplausos! ¡Caravanas! Muecas largamente ensayadas.

Luego, un silencio rapiñero clava el vidrio de su ojo inconmovible

al llanto, a la vergüenza de estar representando el cuadro de estar vivo.


Pero en este acto no hay virgen que ofrezca su manto,

no hay piedad, sólo una aséptica discusión sobre aciertos e infalibles.


¡Que la caída se repita, que sangre,

que una lágrima destelle entre la noche

y la caricatura asome el mejor ángulo de su irrisoria desventura!

¡Que la mofa se abra a un tiempo de mortaja y repiques indóciles

a un tiempo fijo de disección doméstica!


Cualquiera puede repetir el trance

y dejar caer el telón para descubrir tras de sí el artilugio,

la tramoya humana donde cedemos nuestra vida

por una mirada de aceptación mansa.



COSMÓPODO

El loco de ojos vidriosos ama las piedras

y las palomas que nunca han sido tantas

y los pensamientos que han sido muchos.

ALFONSO KIJADURÍAS


Sólo el loco sabe amar

la voz del pensamiento

con la furia del recluso,

del suicida, del mendigo.


En su misticismo con la mosca

todas las doctrinas son por su hedor

adoración del insecto,

y él lo sabe:

comprende el lenguaje del tiempo,

la porción de ceniza que somos;

pero no se duele,

ama su muerte, su hambre, su enfermedad,

la costra que lo cura de ser “bello”.


Ha burlado el miedo al abismo,

haciendo de sí una caída sucesiva

donde sus palabras sobrevuelan

en violenta sinfonía de aves delirantes

el cadáver que somos.


El loco lo sabe, lo sabe,

una carcajada lo delata,

el brillo extático de sus pupilas,

el desdén de su gesto,

la gutural ternura de su voz:

es el amado, el Elegido

de un dios vilipendiado que no olvida.


Los otros: los artífices, los zalameros,

los proxenetas del pensamiento

nos podemos retirar.

Nada sabemos.

Hemos perdido.


PARA QUE EN TI NO OSCUREZCA


Nos amamos al filo de un foso con leones,

porque amar es punible en estos días.

Pero aún somos tantos los insolentes equilibristas del sueño

y la dentellada de la vida tanto ha menoscabado

que todo lo vale el morir por la rendición de un instante

perdurable en la mirada del otro, el otro

donde somos cuando a una voz decimos noche

y el extravío se puebla de estrellas,

cuando ateridos nombramos la piel del deseo

y una brisa tibia nos envuelve y colma con ternura.


La serenidad de los astros también sabe del temor al vacío,

pero su luz respira con denuedo,

porque no hay otra certeza que continuar amando

la oscuridad y su insalvable herida,

la vida y sus famélicas fieras de lumbre.


Por eso hechizo a la bestias

con el hipnótico goteo de mi sangre,

para ahuyentar su rugido, para que a ti,

no te rocen sus flamígeras pupilas

y persista el diapasón del manantial que tu corazón contiene.


Porque tu palabra es credo posible entre estos tiempos de usura,

y aún falta tanto por descubrir tras la apacible bravura de tus ojos,

bajo los enigmas de tu piel, en la violenta cabriola de tu sexo,

que gozosa, después del bien de amarte,

avivaría el cirio de mi alma hasta las cenizas,

para que tu carne no fuera presa de los emisarios del dolor,

y, en cambio, se pronunciara diáspora ascendente de luminoso polen,

pira de dulcísimos cantos en medio de la tiniebla.


Para que en ti no oscurezca,

para que el mal tiempo no combe tu esperanza.