Si yo no estuviera loca
Si yo no estuviera loca...
¿Qué estaría?
¿Muerta?
¿Desaparecida?
Y estar loca…
¿No es una manera -como otra cualquiera-
de desaparecer o de morirse?
Pero no filosofemos… ¡no jodamos!
Si yo no estuviera loca estaría cuerda.
Haciendo la fila
para pagar la luz, el gas, el teléfono.
Haciendo otra fila
para pagar los impuestos.
Estaría mirando los clasificados.
Los informativos.
Estaría soñando
Con ser alta, flaca, rubia
-como las modelos-.
Estaría yendo de Shopping
por ejemplo.
No sé si lo resistiría.
Creo que no sabría qué hacer del otro lado.
…
Si yo no estuviera loca ¿Qué estaría? ¿Muerta?
¿Desaparecida? Y estar loca ¿No es una
manera -como otra cualquiera- de desaparecer o morirse? Pero no filosofemos ¡no
jodamos! Si yo no estuviera loca estaría cuerda. Haciendo la fila para pagar la
luz, el gas, el teléfono. Haciendo otra fila para pagar los impuestos. Estaría
mirando los clasificados. Los informativos. Estaría soñando con ser alta,
flaca, rubia -como las modelos- Estaría yendo al Shopping, por ejemplo. No sé
si lo resistiría.
Creo que no sabría qué hacer del otro lado
…
A esto me gusta llamarlo -sencillamente- hospicio o
manicomio. Siempre rechacé los eufemismos. Es como que viene mejor llamar las
cosas por su nombre al pan, pan y al vino, vino. Y a las pastillas chaleco
químico. Y aquello tan, tan viejo y tan cierto, que uno está loco, pero no come
vidrio. Tal vez, tenga del mundo una visión, un tanto escatológica, un tanto,
tal vez, parcializada, pero bueno por algo estoy en el hospicio.
…
Cuando se toca fondo y se mastica el polvo,
te das cuenta, aprendés, que aún no lo has perdido todo, que hay más para
perder, que el fondo, en realidad, no tiene fondo, que aún se puede descender y
descender. Se piensa
que ya no se puede estar más solo y sin embargo, sí se puede hay más soledad,
te lo aseguro. Pero un día un día cualquiera, se te da por mirarte en el espejo
(no abundan los espejos en el manicomio, por razones obvias, se me ha dicho). No
importa, el espejo del que hablo, está en otro lado, adentro. Y te das cuenta,
por ejemplo, que tenés dos piernas, te las mirás, las sometés a prueba, y te
vas a dar una vuelta por el parque del hospicio. Y te cruzás entonces, con otro
espejo que deambula, más valioso y fidedigno ¡Y acaece la revelación! ¡Qué voy
a estar sola si somos mil setenta locos acá adentro! Y cuando nos juntamos los
espejos uno le da coraje al otro y resistimos. La subestimación. La
discriminación. Los abandonos. Pero bueno, estas ya no son cosas de locos.
…
Litio
Se habla de
la bipolaridad de mi locura.
De la
necesidad del litio de por vida.
Hace diez
años:
Litio en
desayuno.
Litio en el
almuerzo.
Litio en
cena.
Y cada tres
meses una litemia.
(Valor de
litio en sangre)
Una ecuación
psiquiátricamente perfecta.
Sin embargo,
yo siento
que mi
locura
tiene mucho
más que dos polos.
Muchos más
matices.
Muchos
recovecos.
¿Será, tal
vez, multipolar y multifacética?
Me pregunto
si puede el litio con todo esto.
¿No estarán
podridas mis neuronas de tanto
Ceglutión en
cuotas?
Maníaca.
Depresiva. Psicótica.
Caractericemos.
Encuadremos.
Traguemos la
pastilla.
Que pobre mi
locura bipolar
que se queda
quietita con el litio.
Que
retrocede asustadiza.
Y yo vuelvo
a esta lucidez de morondanga.
Prolijita,
Mustia. Gris.
Casi calladita.
Es que si
rio demasiado tiemblo.
(Me estoy
euforizando, temo)
Si lloro,
también tiemblo.
(Me estaré
deprimiendo, pienso).
Marisa Wagner (Huanguelén, Argentina)
Poeta, escritora y
loca. Se desempeñó como docente en la Escuela de Psicología Social y formaba
parte del Frente de Artistas Externados del Borda. Convirtió en poesía y
literatura sus experiencias con la locura y sus múltiples internamientos
psiquiátricos. Fue a parar “con sus huesos” a los manicomios: Borda, Moyano,
Alvear, el Servicio de Salud Mental de Olavarría, el hospital de Hinojo, y
Montes de Oca. Muere en 2012.
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