lunes, 25 de octubre de 2021

Piedad Bonnett ( 15 poemas)






PIDO AL DOLOR QUE PERSEVERE

 

Pido al dolor que persevere.

Que no se rinda al tiempo, que se incruste

como una larva eterna en mi costado

 

para que de su mano cada día

con tus ojos intactos resucites,

con tu luz y tu pena resucites

dentro de mí.

 

Para que no te mueras doblemente

pido al dolor que sea mi alimento,

el aire de mi llama, de la lumbre

 

donde vengas a diario a consolarte

de los fríos paisajes de la muerte.

 

ABISMOS

 

Porque eres ave que girando en rebeldía

desafía la bruma

la ardua noche

haciéndola más honda y más oscura

y más inmenso el mar

porque eres nave y náufrago a la vez

sin velas y sin anclas

solitario

profanador de todos los confines

potro de sombras desbocado y dulce

para la libertad

y el cielo galopante

hecho de vientos y hecho de huracanes

y sin embargo calmo como el agua

de misteriosos y profundos lagos

porque extraviado pero indiferente

como un rey agraviado deambulas

por los caminos de un imperio en ruinas

porque eres un reloj sin manecillas

un bello loto sobre los pantanos

porque te vi sonriendo en tus orillas

cayendo voy

errática y ardida

en tus oscuros mundos abismales.

 

ALGO HERMOSO TERMINA

 

Todos los días del mundo

algo hermoso termina.

Jaroslav Seifert

 

Duélete:

como a una vieja estrella fatigada

te ha dejado la luz. Y la criatura

que iluminabas

 

(y que iluminaba

 

tus ojos ciegos a las nimias cosas

del mundo)

 

ha vuelto a ser mortal.

Todo recobra

su densidad, su peso, su volumen,

ese pobre equilibrio que sostiene

tu nuevo invierno. Alégrate.

Tus vísceras ahora son otra vez tus vísceras

y no crudo alimento de zozobras.

Ya no eres ese dios ebrio e incierto

que te fue dado ser. Muerde

el hueso que te dan,

llega a su médula,

recoge las migajas que deja la memoria.

 

AHORA QUE YA NO SOY MÁS JOVEN

 

Ahora que ya remonto la mitad del camino de mi vida,

yo que siempre me apené de las gentes mayores,

yo, que soy eterna pues he muerto cien veces, de tedio, de agonía,

y que alargo mis brazos al sol en las mañanas y me arrullo

en las noches y me canto canciones para espantar el miedo,

¿qué haré con esta sombra que comienza a vestirme

y a despojarme sin remordimientos?

¿Qué haré con el confuso y turbio río que no encuentra su mar,

con tanto día y tanto aniversario, con tanta juventud a las espaldas,

si aún no he nacido, si aún hoy me cabe

un mundo entero en el costado izquierdo?

¿Qué hacer ahora que ya no soy más joven

si todavía no te he conocido?

 

ASEDIO

 

                         "Si te ponen miedo mis ojos ausentes, mis ojos noctámbulos,

                                                                                           mis ojos dementes..."

                                                                                              León de Greiff

 

No me culpes.

Por rondar tu casa como una pantera

y husmear en la tierra tus pisadas.

Por traspasar tus muros,

por abrir agujeros para verte soñar.

Por preparar mis filtros vestida de hechichera,

por recordar tus ojos de hielo mientras guardo

entre mis ropas un punzón de acero.

Por abrir trampas

y clavar cuchillos en todos tus caminos.

Por salir en la noche a la montaña

para gritar tu nombre

y por manchar con él los blancos paredones

de las iglesias y los hospitales.

Hay en mí una paloma

que entristece la noche con su arrullo.

Mi noche de blasfemias y de lágrimas.

 

CANCIÓN DEL SODOMITA

 

                                                      Habrá una grandísima peste...

                                                                                              Éxodo, 9,3.

 

Han izado el amor. Lo están clavando

coronado de ortigas y de cardos.

Le han cortado las manos, han echado

sal y azufre en sus pálidos muñones.

Ah, mi joven amado, el tiempo es breve.

Suenan ya las trompetas e iracunda

la luna enrojecida afrenta al cielo.

Déjame acariciar tu frente ardida en sueños,

contemplar para siempre tus párpados violeta.

Deja que desanude mi deseo,

que coloque la palma de mi mano

sobre la rosa hirviente que florece en tu pecho.

Ah, mi joven amado que duermes mientras huye

la multitud con un largo sollozo:

una lluvia de sangre cae sobre Sodoma.

Dame tus muslos blancos, tu axila, el dulce cuello,

antes de que en silencio se deslice

el ángel con su espada de exterminio.

 

NI LOS SUEÑOS...

 

Ni los sueños, donde tu rostro tiene todas las formas de la dicha.

ni el sol que tanto amo sobre mi cuerpo desnudo,

ni la grata canción del antiguo trovero enamorado,

ni el verso de Darío ni el verso de Quevedo,

ni esta luna que brilla con brillo de alcancía,

ni tu nombre por otros pronunciado,

ni el eco de mis pasos en la inmensa catedral solitaria,

ni el rosal que yo siembro con mis manos y me sangra los dedos,

ni las noches insomnes,

ni tu dulce retrato mentiroso,

ni el tiempo, -ese falsario de mil rostros-

pueden calmar mi pena de no verte.

 

SÓLO PUEDO ESCRIBIR DE AMOR...

 

Sólo puedo escribir de amor.

Salgo a la noche

respiro su aire tenso, sé que vivo.

Con su canto monódico me seducen los grillos.

Y es la noche sin ti lo que yo escribo.

En el verso me abstraigo.

y allí el amor es sangre y meteoro,

es la espada que hiere, es sal y madrugada.

Breve es y bello y mentiroso,

y eterno y falso y dulce y verdadero.

Y yo sólo sé hablar de la tormenta

que estalla entre tus besos.

Ebria y multicolor

en anodinas calles la ciudad multiplica

mil rostros pianos y una sola mueca,

y abre sus tristes puertas a la noche.

Todo está allí para que la palabra

aprese un llanto, un árbol, la monstruosa

soledad de sus calles vocingleras.

Y yo tan sólo escribo

de la tarde sin ti y de mi tristeza.

 

CONFESIÓN

 

Para tus ojos

quisiera yo beber el dulce azogue,

y amanecer cubierta de polvo de metales

como una joven faraona muerta.

Robarles su color a los almendros,

y hundiéndome en el lodo feraz de los pantanos

lustrar mi desnudez

para tus ojos.

Recuperar la luz de las espadas

y hacerla batallar en mis pupilas.

Tomarme espléndida

como una esclava etrusca, cuya cabeza calva

perturba el sueño de los mercaderes,

como iracunda araña al sol del mediodía,

como la dentadura feroz de los guerreros,

como el líquido

despertar matutino de las dianas.

 

( Pero todo esto no es sino literatura

y debo resignarme a sonreírte

sin existir, quizá, para tus ojos. )

 

EN CONSIDERACIÓN DE LA ALEGRÍA

 

A qué llorar, me digo,

todo estaba previsto

me muerdo las falanges

los asombros por qué

miro la luna

ajena y sola y sobria en su talante

si desde siempre

desde el nacer, desde el morir, y en cada hora

pacientemente crece el hilo, crece,

y también crece la baba del gusano y la piedra

atravesada aquí,

bebo y saludo

y soy cordial con mi vecino ciego

pues no son tiempos estos dados a patetismos,

ni es elegante

exhibir el dolor.

 

A qué llorar, me digo:

sería

inoportuno con la muchedumbre

que ríe afuera con su risa de siglos.

 

DESOLACIÓN

 

Ese sonar de aldabas me levantó del sueño,

sobresaltó mi corazón dormido.

Cuánto ruido trajiste a esta casa:

Qué músicas extrañas,

qué silencios no oídos.

Todos los corredores se poblaron de ti

y olvidaron de golpe su soledad de siglos.

Un aroma de mar invadió las alcobas

y a un día tembloroso se abrieron sus postigos.

Ese sonar de aldabas sobresaltó mi noche,

rompió candados y rompió cerrojos.

No podía saber que cuando el aire

barriera el polvo en todos los rincones

y de olor a manzanas se llenara la huerta,

te marcharías sin sonar de aldabas,

dejando tus silencios

y las puertas abiertas.

 

INTENTAMOS...

 

Intentamos.

Alguno descubrió

entre el hollín y el polvo una marmaja,

o en noches muy oscuras un resplandor lejano.

¡Tanto sueño perdido,

tanta esperanza rota,

tanto para tan poco

y tanta pena!

Y apenas unas gotas de miel,

licor ninguno.

Una canción lejana, los retratos

ajados de remotos bisabuelos,

y palabras, palabras astilladas,

palabras mutiladas por el tiempo.

 

NOCTURNO

 

La noche, oscura loba, golpea las ventanas

con una lluvia airada.

A lo lejos

un monótono ruido de motores

recuerda la ciudad que se desvela.

Duermen los niños

y se puebla la casa con sus sueños

de campos y caminos soleados.

En el cristal mi rostro indiferente

me devuelve impasible la mirada.

Todo se ha detenido:

el mundo afuera,

las sombras misteriosas y en el libro

el llanto de la pálida muchacha.

Noche inmensa,

noche sin bordes como un mar eterno.

Un pensamiento leve: aquí alguien falta.

Un estremecimiento.

Allá, a lo lejos,

una bocina suena

y en el libro

vuelve a llorar la pálida muchacha.

 

 

ROMANCE

 

Escucha, amor,

¡viene la muerte avisando!

Oye entre las duras piedras

su rumor.

Viene la muerte al galope

silenciosa y embozada.

Calla y en tu corazón

escucharás sus pisadas.

Viene la muerte enredando

en su lanza desalmada

todo lo que va topando.

Viene enredada en la flor,

viene en el sol dominguero.

Calla, amor, calla y escucha,

pues ha hecho nido en mi pecho.

¡Y tus besos derramados,

y tu alma malqueriendo,

y en tu mirada distante

toda la vida latiendo!

 

Viene la muerte cantando,

viene la muerte avisando:

Oye, amor cruel e inconstante

su rumor

 

SEÑALES

 

La luna brilla con ese furor ciego

que es señal inequívoca

de que ha llegado el tiempo fértil del sacrificio.

Huele a la piel rayada de los tigres,

a orquídea que se abre,

al humus que comienza a oscurecer la lluvia.

En un sueño de ríos y serpientes

naufraga la muchacha envuelta en llanto

y sus pechos recientes se estremecen

con un temblor antes desconocido.

La muñeca que abraza tiene los ojos muertos.

Y el ángel de la guarda

marca una cruz con sangre sobre sus muslos blancos.

Piedad Bonnett (Amalfi, Antioquia, 1951) es una poeta, novelista, dramaturga y crítica literaria colombiana,Es licenciada en filosofía y letras de la Universidad de los Andes, dónde ha ejercido como profesora en filosofía y lenguas. Cuentos y ensayos suyos han sido publicados en distintas revistas y periódicos del país y del extranjero. Ha representado a Colombia en numerosos encuentros de poesía en Granada (España), Córdoba (España), Morelia (México), Rosario (Argentina) y Medellín (Colombia), entre muchos otros, y en encuentros literarios como el Festival de Literatura de Berlín y el Hay Festival de Segovia. En 2008 fue la poeta homenajeada por la Consejería para la equidad de la Mujer de la Presidencia de la República, durante la Feria del libro de Bogotá. Su poesía ha sido traducida al italiano, al inglés, al francés, al sueco, al griego y al portugués.

 

 

 

 

 

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