POEMA
PARA UNA JOVEN JUDÍA
La lluvia ha abierto la ventana
frente al retrato de ella.
Llueve distinto,
delante del silencio que le pasa por la cara.
Como frente a una casa
donde hubiera una niña
muerta entre espejos.
Como si con los pies desnudos ella viniera
y la castigara el polvo de muchos caminos…
También la lluvia trae
la misma voz del agua.
Vejez del agua pintada en el recuerdo.
Tiempo de la ola.
¡Inmensidad del mar
a espaldas de la ola!
¡Qué poca cosa es esta casa
cuando miro sus ojos!
¡Ya no llueve!
Pero ella sigue viendo llover.
¡Debió ser media noche
cuando partió a la lejanía!
…
RECODO
En aquel rinconcito
me esperaba el amor.
Lámina de pradera:
por un hueco de luz,
la carretera
y un pedacito azul
de cielo…
Ansias. Nubes.
Me esperaba el amor,
con un gusto ignorado
en el beso completo
y en el cuerpo sin límites
un extraño temblor…
En aquel rinconcito
me esperaba el amor.
Y más tarde me sentía
tanto dentro del pecho
que el dolor me nacía…
…
GRITO
INDOMABLE
Cómo van a verme buena
si me truena
la vida en las venas.
¡Si toda canción
se me enreda como una llamarada!,
y vengo sin Dios
y sin miedo…
¡Si tengo sangre insubordinada!
y no puedo mostrarme
dócil como una criada,
mientras tenga
un recuerdo de horizonte,
un retazo de cielo
y una cresta de monte!
Ni tú, ni el cielo
ni nada
podrán con mi grito indomable.
…
SALVAJE
Quiero un amor salvaje.
Llama de besos fuertes
que me dejen rendida…
y un ardiente oleaje
que en los vasos inertes
me derrame la vida.
Esta locura extraña
forja un amor desnudo
con fuerza de tormenta
y sabor de montaña;
un golpe fuerte y rudo
en la carne sedienta.
Yo me siento en las venas
la sangre poderosa.
Y grito y espero ansiosa
quien me mate el veneno.
…
GRIETA
Hay una pareja de amantes
que todas las tardes me tienta,
cuando en la nostalgia
bella de la tarde
mi boca que arde
ansía los besos locos y distantes.
Detrás del bordado
que tiembla en mis manos los miro sedienta…
y estoy sin remedio pegada al camino
de quienes acaso nunca me han mirado.
Cuando ayer pasaron
tan cerca, casi me tocaron
la mirada infinita y suspensa…
Acaso la sombra los tienda en lo negro
y les trence los cuerpos ansiosos.
Y en el pensamiento loco de pecado
yo siento el zarpazo del instinto suelto,
garra de tentación
que agrieta mi cuerpo vencido.
…
HORIZONTE
En trémulo anhelo
yo vivo de un sueño:
irme bajo el cielo
libre como el viento.
Risueño
me tienta el camino,
y no sé si puedo
decirlo sin miedo,
pero yo me siento
loca como un trino
subiendo la falda
de alguna montaña…
Y aguardo desde la ventana,
tendidas las manos
ante los lejanos
montes de esmeralda.
Y cada mañana perdida en anhelos,
es mi pensamiento:
firme bajo el cielo
libre… como el viento!
…
LA
OFRENDA
Se volvieron otros los deseos sanos
cuando mi caricia dobló la locura
estremecida y fatal de sus manos
ansiosamente alargadas de blancura.
Estaban sellados los labios en vano.
Para las palabras era ya muy tarde.
Llevaba una estrella prendida en la mano
y estaba menguada la
mano cobarde.
En la tarde limpia ya el primer lucero
mostraba su guiño de luz al sendero
turbio y misterioso bajo su temblor.
Recogí sus manos trémulas y frías
bajo las dos alas tristes de las mías
y les di mis labios con mudo fervor.
…
ZETA
Yo se que he de morir,
que ha de venirme eso...
Pero no quiero llantos,
ni doblez de campanas
ni alborotos, ni rezos.
Déjame solamente
el calor de tu pecho
sin estorbo de gente...
Y ahora que nada me dices...
habla de cosas buenas,
alegres, de mentira.
Bésame intensamente...
júrame que me quieres
y descíñeme este peso
de angustia.
…
TERCERA
VIGILIA
Ahora son otros días.
Y el amor serpenteando la orilla de mi falda.
Si esto fuera después…
cuando la tierra ciña mis caderas sin brillo;
y dentro de la noche
yo sea otra noche.
Hoy tengo angustia y pena linda.
Mientras, cierro los ojos
y te pienso otra vez.
Queriendo tus manos plácidas
y tu boca sin besos
he vuelto a ser tuya,
como otra mujer
sobre esta que tú conociste:
de placeres antiguos
y borrados en furiosas estrías…
¡Cómo espero tus noches!
Ahora sueño:
cuentos y lagunas,
y focas persiguiendo la ternura del viento…
Para saber que existo
quiéreme alguna noche.
Sin voces, sin estrellas,
pero juntos y hundidos
como tierra en la tierra…
…
PRIMER
ESPANTO DE LA NIÑA CON LUNA
Miro esto que brota dentro de mí,
y me arrodillo.
Y casi digo oraciones,
nombrando al padre muerto
con un gesto largo y extraño…
Como de lejanos países
vienen sonando piedras.
Y arañas menudísimas
por los rumores de las uvas.
¡Y explosiones de minas!
También niños
adentro de mi corazón…
Mi falda se arremolina,
se levanta como un barco,
haciendo señales
de alegría en la noche.
Mientras sigo llorando…,
alzando los brazos tanto,
que desaparecen los senos
en el viento.
En mis hombros
tiembla la noche;
una horca
que moviera en el aire
dos lunas.
Me acerca un miedo extraño.
Y me siento mujer,
¡Deliciosamente mujer!
María
Calcaño (Maracaibo, Venezuela) Poeta
venezolana, publicó tres libros:
Alas fatales (1935), Canciones que oyeron mis últimas muñecas (1956) y Entre la
luna y los hombres (1961). En 1996 se publicaron sus Obras completas. Luego, en
el año 2008, Monte Ávila Editores las reedita e incluye dos libros: Anotaciones
(1940) y La hermética maravillada (1938). Murió de cáncer pulmonar en 1956.
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