UN
DÍA EN CAMA
Ojalá no me hubiera resfriado.
El viento sopla y grita.
Ojalá fuera vieja, muy muy vieja
en vez de una niñita.
El día se me vuelve interminable,
en soledad bostezo
y no me gusta la canción del
viento
que ruge por un hueso.
Es parecido a un perro que
tuvimos
que entraba sigiloso
y arrebataba cosas: su ladrido
era un ruido espantoso.
Me senté y la niñera me ha
obligado
a usar un chal que pica;
ojalá no tuviera tanto miedo;
qué horrendo que es ser chica.
Siento que fue hace muchos,
muchos días
cuando tomé mi té;
¿Será que todos se fueron de
viaje
y solo yo quedé?
Y no me puedo volver a dormir
aunque ya esté en la cama.
El viento espera que alguien lo
alimente
y brama y brama y brama.
***
POR
QUÉ EL AMOR ES CIEGO
El niño Cupido, cansado del día
invernal,
sollozaba clamando cielos claros,
abiertos,
hasta que ¡niño tonto! perdió los
ojos de tanto llorar ---
y las violetas nacieron.
***
CUANDO
FUI PÁJARO
Trepé al árbol de karaka
hasta un nido todo hecho de hojas
pero suaves como plumas,
empecé una canción que siguió
cantándose sola
y no tenía palabras pero al final
se ponía triste.
Había margaritas en la hierba
bajo el árbol.
Les dije, sólo para provocarlas:
"Voy a arrancarles la cabeza
de un mordisco
para darles de comer a mis
hijitos".
Pero no creyeron que yo fuera un
pájaro
siguieron bien abiertas.
El cielo era como un nido azul
con plumas blancas
y el sol era la madre pájaro que
lo mantenía caliente.
Eso decía mi canción: aunque no
tenía palabras.
Hermano Pequeño apareció
empujando
su carretilla en el sendero,
transformé mi vestido en alas y
me quedé muy quieta,
cuando estuvo cerca gorjée:
"Mío-mío".
Por un momento se deconcertó...
después dijo: "Uf, no eres un
pájaro, te veo las piernas".
Pero las margaritas no tenían
importancia,
Hermano Pequeño no tenía
importancia:
yo me sentía un pájaro, ni más ni
menos.
***
NUESTRA
PELEA
Nos pareció gigante la pelea,
la habitación se vio chiquita,
extraña.
Cada libro, la lámpara, los
muebles,
se nos vinieron encima con saña.
Nos miramos, sentadas cara a
cara,
en un pálido miedo silencioso.
"¿Para qué te quedás?",
dijo, "mi cuarto
nunca será tu sitio de
reposo."
"Antes de despedirnos para
siempre,
caminemos, Katinka, te lo
pido."
Y recorrimos juntas, en silencio
ese camino oscuro y conocido.
¡De pronto el cielo llameaba de
estrellas!
"¡Katinka, mirá arriba, por
favor!"
Así las dos, como niñas sedientas
bebimos de ese cuenco del amor.
"Qué par de bobas", me
dijo Katinka.
"¿Por qué ese susto, pasó
algo, acaso?"
Entonces suspiramos y reímos
y felices nos dimos un abrazo.
***
SOLEDAD
Ahora es la Soledad quien viene
de noche
En vez de Sueño, a sentarse junto
a mi cama.
Como una niña cansada espero oír
sus pasos,
Y la miro mientras sopla la vela
suavemente.
Se sienta sin moverse, ni a
izquierda ni a derecha
Gira, y rendida, deja caer la
cabeza.
También ella es vieja; también
ella ha peleado la pelea.
Así, con laureles está adornada.
A través de la triste sombra la
marea que baja lenta
Surca una costa estéril,
insatisfecha.
Sopla un viento extraño…después
silencio. Estoy lista
Para aceptar la Soledad, tomarle
la mano,
Aferrarme a ella, esperando,
hasta que la tierra estéril
Se llene con el terrible monótono
de la lluvia.
***
A.L.H.B.
(1894-1915)
Anoche por primera vez desde tu
muerte
Caminé contigo, hermano mío, en
un sueño.
Estábamos otra vez en casa junto
al arroyo
Bordeado de altos arbustos de
bayas, blancas y rojas.
“No las toques: son venenosas”,
dije.
Pero alzaste la mano, y vi un
rayo
De extraña risa luminosa en torno
a tu cabeza
Y cuando te agachaste vi que las
bayas fulguraban –
“¿no te acuerdas? ¡Las llamábamos
el Pan del Muerto!”
Desperté y escuché el gemido del
viento y el rugido
Del agua oscura al caer la costa.
¿Dónde – dónde está el camino del
sueño para mis pies ansiosos?
Junto al arroyo recodado está mi
hermano
Esperándome con bayas en las
manos…
“Estas son mi cuerpo. Hermana,
tómalas y come.”
***
EL
ABISMO
Un abismo de silencio nos separa
Yo estoy de un lado del abismo –
tú del otro-
No puedo verte ni oírte – pero sé
que estás allí-
Suelo llamarte por tu nombre
infantil
Y finjo que el eco de mi grito es
tu voz.
Cómo podemos franquear el abismo
– nunca hablándonos, tocándonos –
Antes pensaba que podríamos
llenarlo con nuestras lágrimas,
Ahora quiero destrozarlo con
nuestra risa
***
MALADE
El hombre del cuarto vecino
Tiene el mismo mal que yo
Cuando me despierto a la noche lo
oigo darse vuelta
Y después tose
Y toso yo
Y él vuelve a toser –
Eso sigue mucho tiempo –
Hasta que siento que somos como
dos gallos
Llamándonos en un falso amanecer
Desde granjas distantes y
escondidas.
***
EL
ANILLO
Sólo un minúsculo anillo de oro
Un eslabón apenas
Úsalo y habrás vendido tu corazón
…¡Extraña idea!
Mientras no destelle en tu mano
Serás libre.
¿Lo arrojaré en la arena,
Lo echaré al mar?
¿Cuál fue el mayor pecado de
Judas,
El beso o el oro?
El amor debe acabar donde
empiezan las ventas,
Según me han dicho.
No tendremos anillo, ni beso
Que traicionar.
Cuando escuches silbar la
serpiente
Piensa en Eva.
...
Katherine
Mansfield (Wellington, Nueva Zelanda, 14 de octubre de 1888
-Fontainebleau, Francia, 9 de enero de 1923) fue una destacada escritora
modernista de origen neozelandés. Narradora neozelandesa que cultivó la novela
corta y el cuento breve, convirtiéndose en una de las autoras más
representativas del género. Representa un caso aparte en la literatura
anglosajona de la época, pues, de forma análoga a la del ruso Antón Chéjov,
supo captar la sutileza del comportamiento humano.
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