DISFRAZ
Cansada de ser esta pretensión conforme
en una vida de maqueta, conviven los
pesares
que me han vuelto marioneta
una mujer adulta
un título, una casa.
El sol se pone su pijama azul
tomo rumbo al paraíso
un tibio lago donde todo es verde
y al centro estás tú.
Estoy dentro de la cómoda donde desdoblo
mis disfraces
estoy jugando a vestir de ti
si así consigo encontrarte, mirándome
un rato.
Esta amarga insoportable reaparece
sin tregua bajo capas.
Aburridamente deprimida o tan cansada
se ha vuelto goce.
En un secreto y atrapante placer
me invito a nadar en una copa.
La muerte hace guiños de vez en cuando,
seductora
convida sumergirse con ella
la cabeza ligera y la espalda suelta.
Fantaseo escenarios imposibles.
MENSTRUANTE
En un cortocircuito
el cerebro me palpita.
Veo
a mujeres brillantes
cabalgar sobre hombres invisibles.
Veo relámpagos fluorescentes
me hacen pestañear
hasta arder.
Tozuda, sigo jugando solitario
la versión moderna de esa
entretención de antaño.
Quiero fundirme con las telas hasta tapar el último poro
ser la colcha que cubre esta inercia
creyendo estar por sobre
salir de la vida de otros, prescindible
quedarme sola
(solita).
Ser silencio en el mundo
acunarme en mi propio abrazo de papel
hacer del vacío el paraíso al que se viaja en los sueños
naufragando
oliendo el musgo
saboreando la sal
ser la sal
allí, en la nada.
Volverme fetal en este mundo fatal
nacer otra vez, de tanto en tanto
una vez al mes.
HAMBRIENTA
Reposo de costado
en la cama
en afán secreto de
aprisionar la silueta de un hombre ausente.
El temple del
aire se corta al filo de un pestañeo
y el
tacto recuerda
torpes
experiencias de desnudez adolescente.
Reposo de costado
en la cama
ojos
invulnerables me reciben dulcemente
ahora.
En ademán de beso tierno
me acerco a la frente
pacificando las
antiguas
y las recientes
batallas contenidas.
Todo queda en
calma.
Reposo de costado
en la cama.
El aire fantasmagórico se inhala y
exhala
al compás
de un miedo que
no entiendo.
Suaves maullidos
hablan
es momento de
irnos despidiendo.
Reposo de costado
en la cama.
En un suspiro se
va
este cruel
alivio.
Y acompañando el espacio aún tibio de la
nada
están la
pena sin rabia
los gatos
hambrientos
y mis brazos vacíos.
ELLA
El hombre de Saturno
reaparece
en caminatas
sobre hojas secas
lo he visto
venir.
Su mujer
navegadora digital busca
cómo ser una mujer
estimulante
cómo crear
conversaciones interesantes.
La cosa más triste que he
visto
la cosa más triste
también la he padecido.
Pobre mujer
navegadora
habrá un día en que pueda
ver bajo el agua
un día en que no se
ahogue
entre intuiciones provocadas.
Entre hombres de tierra y
mujeres de aire
no hay ni un fuego que valga tanta pena.
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