Digo mar
resplandecen las rodelas
se alargan los alcores
mas sólo he pronunciado
aquella voz primaria
traslúcida
vibrante
con la que el hombre
se unió a la tierra y a los cielos.
…
Estamos cercados.
El espacio amordaza.
La altura desaparece.
Se ha perdido la inmensidad
permaneciendo un oscuro cascarón
que busca afanosamente
el borde final del cielo.
Si miras el vacío encontrarás el horizonte del primer y único
principio.
El vacío, el horizonte son cauces de la voz sorprendentemente
única.
Y si eres humilde no preguntes, ella mira lo que tus ojos no
alcanzan a ver.
…
AL ALCANCE DE LO INFINITO
Por el agua que emerge del hombre que ama, habrá en cada
ciudad una cumbre, un árbol, un manantial y aun habrá
esa ladera silenciosa, íntima, donde recobrar el horizonte
enterrado por la tenebrosa ansiedad.
Y porque jamás deja de cubrir la tierra, podrán los
hombres renacer y alcanzar el primer centro del arraigo
y la plenitud.
…
BLANCO AROMA ABIERTO
El rayo abre el recuerdo
lo fragmentado del olvido
el despertar del sueño
cuando pisa
el lado contrario de su perfil.
La flor en la abertura del origen
y su inalcanzable principio original.
…
SIN NADA EN LO VISIBLE
No instala puertas,
peces, vendavales.
Se le dice flor
y ¿ puede poseer algún otro nombre ?
Porque del brote parte el rayo,
del rayo la serpiente
y de la serpiente
lo salobre de la brisa.
La flor de donde emerge
si no la atrapamos en lo visible
ni en lo invisible:
abundancia de alas
no alas de las aves
ni de la razón.
…
La palabra es orilla de aquel tallo
desde el primer instante solitario del vacío.
Tiempo parejo de lo inmensurable
igualmente aquí,
en los cardones de hiriente boscosidad,
en las tejas destruidas por el desamparo.
Y ella íngrima, inexistente, en los arcos de las flores,
en la corriente de lo justo,
y alguna calle envuelta
en la alegría de un camino
inexplicablemente inmenso.
…
¿Que es la poesía?… es una estrella…cada vez que el
poeta es traspasado por ella, toma la pluma y encuentra
el papel donde desahogar su pensamiento…el
pensamiento se parece al brillo de la estrella…nunca
está opaco para la vida…siempre, como la piedra con la
que tropezamos…el foco es la luz que se opaca y coge
al ave y sigue siendo estrella.
…
Le dije: —¿Hay algo más fuerte que una roca?—. El abuelo, sin necesidad
de hablar, hizo que mirara la luz de la luna y viera las aguas y el espacio
íntegro, con los astros y las constelaciones titilando. Entonces le pregunté
qué era la fuerza; sólo me respondió: —Mira—. Y vi el mundo, el cielo y todo
cuanto en la playa yacía y también miré la sombra de mi cuerpo que, junto con
la del abuelo, se extendía en la arena para internarse en las aguas y
desaparecer en el fondo pedregoso de erizos y corales
…
En un portón un niño juega con una perinola, su hilo ágilmente
se dobla, se alarga, se curva, mientras el niño inmóvil no ríe, no habla,
permanece alerta al hilo que se estira, se encoge, forma una circunferencia que
la claridad traspasa y el viento no destroza.
…
El amor ama, esa su habilidad, ese su don.
Y la torre distante es conclusión de una arcaica paciente
entrega de los hilos amorosos que no cesaron de prolongarse.
El amor no desiste. Conserva sus extremos. Acrecenta los
centros hasta el primer punto del comienzo.
De allí su distinción con la piedra entre el pozo y su
continuidad frente a lo voraz tragándose hasta el final del astro.
De aquí su tiempo de poblado, valle, su ademán de cava,
colgadura, su figura de cesta y blancura alargándose a través de su observación
y el tino con el que ha de acercarse.
…
Rompe y hallarás
lo que va entre los aires
hacia donde la copa ofrenda
y la mujer se tiende junto al pozo
con la nube dentro
para escuchar el río nuestro
del propio sonido interno:
rastro de la tierra
en el camino del árbol inarrancable
y la abertura del relámpago.
…
En lo invisible
lo entrañable que expone la voz
la palabra.
La escritura es un hilo alto
largo, denso, traslúcido
que horada desde lo oculto
sonoro de la vida
hasta el tiempo de la memoria
donde de vez en cuando algo yace
y cae quizá para la flor
que igual al olvido es inaprensible.
…
La calle, el mendigo, la soledad
El hombre en su reinado
de descuentos y asaltos
En la avenida
el saludo se borra
por el recio afán de la obsesión
La gente se dispersa
se pierde sin llevarse
la armadura efectiva del “Buenos días”
Mas ahí
En quieto y atrayente oleaje
la contorsión de la mazorca
el alarde directo de la competencia
el regadío húmedo de lo campestre
y su movimiento hacia fuera
muy poco hacia adentro
Un bolso de geranios
grises de vendaval
hace sombra sobre el cemento
no carga cuento alguno de la niñez
es apenas un azul opaco
para la lejanía de los árboles
La mujer
los ojos sobre las toronjas
dicen que aún hay fe
en las aldeas de los ríos
junto al sol, allí
para la llegada de la paz
entre los hombres que siguen
hacia lo lejano, diferente, otro
El disparo
su rostro de rencor
su frente de alerta y punzón
ha herido la azucena blanca de los enlaces
el niño, el anciano, el adolescente
buscan la planicie curva de los mares
y el alma siempre dentro
en pequeño caracol
aguarda huellas, propósitos, decisiones
Lejos, los nidos cálidos de los cables
reciben lentamente
el cargamento múltiple de la ciudad
…
La habilidad es el primer punto sobre el que giran la tierra,
el hombre y la inmensidad.
La concibe el árbol en su silueta de campaña lentamente
ascendiendo.
La ofrendan las aguas al no concluir.
La inscribe la brisa al rozar las vallas y las semillas soltar
sus aros doblemente dobles para la paz, el amor.
El amor. La mano se tiende. El rayo.
El amor. La habilidad despierta y comienza su red a envolver
lo que nunca tuvo red, menos rayos de sol sobre la puerta del albergue
…
Mi aroma de lumbre:
armario
grifo
buril
hace imposible
que los rayos no dejen de encontrarme.
Los caminos no concluyen
están en el primer saludo
y el primer paso con el que se va.
…
Elizabeth
Schön (Caracas, 30 de noviembre de 1921 - Caracas, 15 de mayo de
2007) fue una poeta, dramaturga y ensayista venezolana. En 1994 fue galardonada
con el Premio Nacional de Literatura. Monte Ávila editó una antología poética de Schön
en la que se incluyeron trabajos correspondientes a sus libros En el allá
disparado desde ningún comienzo (1962), El abuelo, la cesta y el mar (1965), La
cisterna insondable (1971), Mi aroma de lumbre (1971), Casi un país (1972), Es
oír la vertiente (1973), Incesante aparecer (1977), Encendido esparcimiento
(1981), Del antiguo labrador (1983), Concavidad de horizontes (1986), Ropaje de
ceniza (1993), Aún el que no llega (1993), Árbol del oscuro acercamiento
(1994), Campo de resurrección (1994) y La flor, el barco, el ama (1995). La selección
de los poemas fue realizada por la autora junto a la prologuista Luisana
Itriago.
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