jueves, 17 de febrero de 2022

María Laura Decésare / 13 poemas








RETRATO


El espejo se rompe

y avanza la imagen de lo pequeño

que olvidamos hace tiempo.

Con asombro vemos unos ojos

de mirada limpia

que casi no podemos reconocer.

Ha pasado tanto

sobre nuestras cabezas

que el claro de esos ojos nos toca

y es mejor

estarse quieta por un rato.

 

MARIDAJE

 

Claramente su lenguaje es otro,

las formas son otras.

Ella va al sillón, se recuesta un rato

mientras él se entretiene jugando en la sala.

Todo sucede sin enojos ni reproches.

El macho decide tomar una siesta,

al paso de las horas

su compañera se acerca,

da vueltas a su lado

y corre al cuarto.

De inmediato, él despierta y la sigue

de un tranco a la habitación,

posa su pata en el cuerpo frágil,

lame su cabeza y ella

tímida le devuelve el gesto.

Así de simple

es el mundo felino

donde se respetan los silencios,

los espacios

y el instante para el amor.

 

AÑORANZA

 

Después de un gran dolor

por desamor

y tras varios desengaños

nunca más

se vuelve a llorar

como la primera vez.

 

EL DÍA DEL ADIÓS

 

Amaneció nublado como augurando

la tormenta cercana.

Esa mañana gris

ella estaba un poco más frágil

que de costumbre

y él, como presintiendo lo peor,

se recluyó en el cuarto

para mirar desde lejos.

Pedía una explicación que lo consolara

y yo, no se la pude dar.

 

DE MADRUGADA

 

La niña que fui

vuelve con la noche,

me toma de la mano

y pide que cierre los ojos:

oigo el ladrido del perro,

un movimiento de sillas

y la voz de papá.

No abras los ojos, insiste

la niña y siento una caricia

sobre mi pelo negro,

tiemblo al reconocer

ese olor familiar.

No te vayas, murmuro,

no me despiertes.

 

ESTABA ESCRITO

 

Nadie me dijo por dónde ir

aunque vi huellas en el suelo

y me guiaron al fondo,

a ese rincón oculto en la memoria.

Olvidé algunos rostros

pero no lo dicho aquella tarde

mientras todos dormían

y en la radio

alguien repetía un nombre.

Adoré esa voz,

la fuerza en el acento,

una música que venía de lejos,

la misma que escucho ahora

cuando la ciudad duerme

y veo una foto que me resulta familiar,

como esa tarde, esa voz,

como las manos de mi madre.

 

CAMINO A CASA

 

De memoria voy

por el camino que me lleva

a la casa materna,

desde la plaza veo el molino

al que pocas veces me atreví a subir

para ver desde lo alto los techos,

no cualquiera tiene uno en su patio.

Cruzo la puerta, atravieso el jardín

mientras tarareo una canción.

Que pase lento el tiempo, pido

para mis adentros.

La misma escena: mamá en el sillón,

yo de rodillas le abrazo las piernas

y dejo que sus manos me despeinen.

Una caricia repetida

que me vuelve niña y me trae

sin paradas intermedias,

derechito

al comienzo de todo.

 

IRSE

 

Volver es una forma

de alcanzar lo que creímos

perdido: una mirada, un libro,

el nombre de lo amado.

Una voz insiste y me dice:

no cruces esa puerta.

Pero ya es tarde,

desobedezco, salto y canto

como un grillo.

Somos lo que damos

 

PURA SANGRE

 

Como un caballo de carga

que debe ir hacia delante

sin descanso, sin parar,

así me siento hoy.

Con el peso sobre el lomo

es imposible rebelarse

pero el amo exige más.

Escucho el sonido del viento,

me dice al oído: libertad.

 

EMPATÍA

 

Ella no entiende por qué

su alma llora por un hombre

al que ni siquiera conoce.

Busca esa mínima brisa

que ofrezca una inesperada

resurrección

ante la tumba sin nombre.

 

SOL DE AGOSTO

 

Quién puede decir

esto es bueno

y aquello no lo es

cuando un viento sur

de mirada clara

nos devuelve la fe.

 

INSOMNIO

 

Dormirse sin sueño

y despertar a medianoche

sintiendo que un rio

nos separa.

En la distancia de nuestros cuerpos

oigo tu respiración

que lo dice todo

y no dice nada.

¿Y la magia de dormirnos abrazados?

Ahora, un lienzo de algodón

es lo único que nos une.

Subo a la almohada de los milagros

y caigo en el torrente

del día a día que decreta

el final de la jugada.


PASIÓN

 

Ella no eligió la soledad

sin embargo cae una y otra vez

en sus redes

y aunque el gato

intenta sostenerla con su ronroneo

no alcanza para aliviar

el peso de la cruz.

...


María Laura Decésare nació en Rufino, provincia de Santa Fe, Argentina, en 1969. Reside en Buenos Aires. Estudió Ciencias de la Comunicación y es Técnica Superior en Corrección de Textos. Ha publicado los libros de poemas La letra muda (Ediciones del Dock, 2010), Vida de gatos (Ediciones del Dock, 2012 – reeditado en 2015), Somos lo que damos (Ediciones del Dock, 2015) y La hija menor (Colección Pez Náufrago, Ediciones del Dock, 2017


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